Aquí la luna brilla de otro lado y de otra forma, con una mueca triste que me recuerda a la última que hiciste, con sus tres pestañas mal pintadas y sus labios rositas, que por cierto, me encantaban. Aquí las estrellas arrullan mis desvelados sueños, comienzo y termino tu historia cuando se me da la gana, te pienso y te extraño pero ninguna de las dos me agrada, aunque sí, me arranca, me entierra, me sulfura y a cada rato me escapo yo de mí mismo. Aquí el cielo oscuro no se calla, está ahí gritando bien fuerte ¡Qué estorbo! ¡Qué amor! ¡Qué locura! ¡Qué paciencia! ¡Qué tristeza! ¡Qué todo! ¡Qué nada! Sólo esta ahí para decirnos las cosas directas y sin escalas. Para decirme con todos los dientes "estás acabado, fulminado, hecho un higo" y yo puedo saber que tiene razón cuando me pongo a pensar en lo helado que es ahora el teléfono o los cuentos a media noche o la risa cascanueces, hablar incluso de sueños de príncipes y princesas es triste; ahora tengo que ser muy realista y el realismo es mi espinita. aquí el silencio habla de oportunidades, collares, recuerdos, lunas, lunes, miércoles, sillones y camas, calles, parqués, columpios, bancos, restaurantes, lágrimas y metas ideales, cariño, estancia, arrepentimiento, y de arrancarla ahora, para siempre.
Febrero 5, 10.